Adolfo Carrion Torres' Obituary
In Loving Memory of Adolfo Carrión Torres
October 1, 1941 – May 12, 2025
Adolfo Carrión Torres was born on October 1, 1941, in Luquillo, Puerto Rico, to Adolfo D. Carrión Monsanto and Aleja Torres Ayala. He was the second oldest of six siblings: María Emilia Carrión Torres, Fidelina Carrión Torres, Alfredo Carrión Torres, Libertad Carrión Torres, and Mercedes Carrión Torres.
Adolfo is survived by his three children—D’Lenny’s Carrión, Willy Dee Carrión, and Mahalia Carrión—along with four grandchildren and two great-grandchildren, who will carry forward his memory and legacy.
He pursued higher education at the University of Puerto Rico, where he earned an associate degree. Adolfo proudly served in the United States Army during the Vietnam War as a Supply Clerk, attaining the rank of Specialist Fourth Class. He was honorably discharged on January 12, 1971, and received several medals and commendations for his service.
After his military career, Adolfo lived in Fajardo, Río Grande, and Trujillo Alto, Puerto Rico. Early in life, he worked at Zinsco Electric. During the 1980s and 1990s, he held various positions, including insurance agent, Head of Security at Plaza de Diego Mall in Río Piedras, and later, School Facilities Technician in the United States. He was also a dedicated member of the American Legion, where he actively supported fellow veterans.
Adolfo eventually met Martha Black, and together they built a life filled with love and companionship in Clearwater, Florida.
Affectionately known as “Fito” or “Papi Fito,” Adolfo had a deep love for music—especially Afro-Puerto Rican rhythms from artists like Ismael Rivera and Rafael Cortijo. He cherished the fusion of traditional Puerto Rican music with jazz and found joy in the cultural sounds that connected him to his heritage.
Among his favorite pastimes were watching Atlanta Braves baseball, enjoying Philadelphia Eagles football, playing tennis, net fishing, and simply being out on the water. He especially loved going to the beach.
Those who knew Fito remember him as funny, lighthearted, thoughtful, organized, and disciplined. He was a good listener, a generous encourager, and someone who never sweated the small stuff. His warm presence and steady wisdom touched many lives.
Adolfo Carrión Torres lived with grace and humility, and he will be deeply missed by all who had the blessing of knowing him.
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En Memoria Amorosa de Adolfo Carrión Torres
1 de Octubre de 1941 – 12 de Mayo de 2025
Adolfo Carrión Torres nació el 1 de octubre de 1941 en Luquillo, Puerto Rico, hijo de Adolfo D. Carrión Monsanto y Aleja Torres Ayala. Fue el segundo de seis hermanos: María Emilia Carrión Torres, Fidelina Carrión Torres, Alfredo Carrión Torres, Libertad Carrión Torres y Mercedes Carrión Torres.
Le sobreviven sus tres hijos—D’Lenny’s Carrión, Willy Dee Carrión y Mahalia Carrión—además de cuatro nietos y dos bisnietos, quienes continuarán su legado y mantendrán viva su memoria.
Adolfo cursó estudios superiores en la Universidad de Puerto Rico, donde obtuvo un grado asociado. Sirvió con orgullo en el Ejército de los Estados Unidos durante la Guerra de Vietnam como Oficial de Suministros, alcanzando el rango de Especialista de Cuarta Clase. Fue dado de baja honorable el 12 de Enero de 1971, y recibió varias medallas y reconocimientos por su servicio.
Tras su carrera militar, Adolfo residió en Fajardo, Río Grande y Trujillo Alto, Puerto Rico. En sus años jóvenes trabajó en Zinsco Electric. Durante las décadas de 1980 y 1990 ocupó diversos puestos, entre ellos agente de seguros, Jefe de Seguridad en el centro comercial Plaza de Diego en Río Piedras, y posteriormente Técnico de Instalaciones Escolares en los Estados Unidos. También fue un miembro comprometido de la Legión Americana, donde apoyó activamente a sus compañeros veteranos.
Con el tiempo, Adolfo conoció a Martha Black, con quien construyó una vida llena de amor y compañerismo en Clearwater, Florida.
Conocido cariñosamente como “Fito” o “Papi Fito”, Adolfo tenía un amor profundo por la música—especialmente por los ritmos afro-puertorriqueños de artistas como Ismael Rivera y Rafael Cortijo. Disfrutaba de la fusión entre la música tradicional puertorriqueña y el jazz, y encontraba alegría en los sonidos culturales que lo conectaban con sus raíces.
Entre sus pasatiempos favoritos estaban ver el béisbol de los Atlanta Braves, disfrutar del fútbol americano con los Philadelphia Eagles, jugar tenis, pescar con redes y simplemente pasar tiempo en el agua. En especial, adoraba ir a la playa.
Quienes conocieron a Fito lo recuerdan como una persona alegre, bromista, reflexiva, organizada y disciplinada. Era un buen oyente, un motivador generoso y alguien que no se preocupaba por cosas pequeñas. Su presencia cálida y su sabiduría constante dejaron huella en muchas vidas.
Adolfo Carrión Torres vivió con gracia y humildad, y será profundamente extrañado por todos los que tuvieron el privilegio de conocerlo.
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